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El profesorado de la Comunidad Valenciana prima su descanso frente a la educación

Todos recordamos las numerosas reivindicaciones que en forma de días de huelga, los docentes han ido llevando a cabo en España a lo largo de los últimos años, amparándose siempre en la mejora de la educación: “por una educación de calidad”, solíamos leer en sus eslóganes.

Hoy, y en medio de una pandemia que ha afectado por igual a otros colectivos de funcionarios como policías o médicos, los cuales han tenido un desgaste emocional y físico mucho mayor, da la sensación de que los docentes no parecen estar dispuestos a subirse al mismo barco, esa “solidaridad” se ha desvanecido por completo. Todas aquellas viejas y aparentemente desinteresadas movilizaciones, han quedado totalmente silenciadas, en favor de una más que egoísta, búsqueda del bienestar personal. No encontramos ni en las redes sociales, ni en los medios, ni tampoco a través de sus sindicatos, una sola voz discordante que defienda por ejemplo, algo tan lógico, como que las clases que se han perdido, mientras los docentes se encontraban descansando en su casa, sean recuperadas, cuando sea posible.

El derecho al descanso del docente

Así, son muchos los padres de alumnos que se encuentran actualmente viviendo situaciones económicas complicadas y/o con dificultades para poder compaginar el cuidado de sus hijos junto con los horarios laborales.

Recordemos que debido al COVID-19, cada vez que se produce un contagio en un aula, todos los contactos estrechos deben confinarse por un espacio de tiempo que no suele ser inferior a una semana, continuando con el, incluso después de haber dado negativo en la correspondiente prueba PCR o análoga.

Si estas circunstancias ya están provocando que los alumnos pierdan clases y por ende los profesores disfruten de más días libres de los que en realidad les corresponden, o al menos de una carga de trabajo inferior, a eso hay que sumarle el hecho de que no estén dispuestos siquiera a perdonar ni un solo día de vacaciones, en favor del bien común, en favor de la educación y de sus alumnos, los cuales, definitivamente, han pasado a un segundo plano. Todo ello tras un curso anterior, prácticamente en blanco.

La decisión, en manos de los profesores

En ningún otro colectivo, los sindicatos y asociaciones de funcionarios, tienen la potestad de elegir si ir a trabajar o no, ¿a alguien le parecería normal que los médicos pudiese tomar una decisión de este calibre? Decidir por ejemplo, que los días de Fallas, dado que están demasiado cansados como para atender a más pacientes, cierran en bloque. ¿Verdad que no tendría ningún sentido? Pues parece que el profesorado en España sí forma parte de una élite con más derechos que el resto de los colectivos y seguramente demasiadas ínfulas si tenemos en cuenta que magisterio es una de las carreras más asequibles y con una menor nota de corte para su acceso en ese país. Y por otro lado, la opinión de los padres no tiene prácticamente ningún peso.

Así, todo parece indicar que dado que son mayoría en el Consejo Municipal de Valencia, y que las votaciones son anónimas, decidirán que los días de las “No Fallas”, profesores y alumnos se vuelvan a quedar en casa, para que así los docentes disfruten de su merecido descanso, mientras los alumnos siguen perdiendo más y más horas lectivas.

Que conste que por una vez, la recomendación de los políticos de la Generalitat Valenciana ha sido responsable, manifestándose a favor de que se conviertan en lectivas las jornadas falleras. No obstante, esta recomendación no es vinculante, pero sí que queda bien de cara a la galería. De hecho ya han saltado algunas voces con soluciones tan peregrinas como las de aplazar estas vacaciones más adelante, pero en ningún caso, renunciar a ellas.

Resulta además muy curioso, que incluso en centros educativos que no pertenecen al ámbito de Valencia, se esté barajando ya la posibilidad de tener vacaciones durante los días de Fallas. No nos extrañaría ver a algún colegio de Asturias o Madrid reclamando no trabajar en Fallas.

Llegados a este punto, la pregunta que los padres, los cuales no pueden renunciar a contribuir con sus impuestos se hacen, es la siguiente, ¿dónde ha quedado el interés por la mejora en la enseñanza? Todo parece indicar que se encuentra muy lejos del ombligo del profesorado. Probablemente, tras este periodo vacacional, volverá a ocurrir lo mismo que ya vivimos tras las Navidades, donde los contagios subieron, pero eso no parece ser importante, lo realmente importante es el descanso del pobre docente, está demasiado cansado como para querer trabajar.

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